Déjame enterrar el corazón
que mataste ayer.
Es tan duro recordar...
Encontré en tu sonrisa
la estación donde descansar.
Cuánto me equivoqué...
Hoy no sale el Sol,
aún llueve en mi interior...
sin compasión.
Debo pagar por confiar en esa cara
de sonrisa angelical.
Y yo, condenado a desconfiar,
a olvidar sin querer olvidar...
te he perdido, y aun no se por qué.
Dentro de mí siento un volcán
de ira y pena por igual,
quemando mi corazón.
Te imaginé, te conseguí...
después de todo, te perdí...
Sólo me queda
el dolor de tu ausencia.
Y yo, condenado a desconfiar,
a olvidar sin querer olvidar...
te he perdido, y aun no se por qué.
Siento tu ausencia...